Carta para mama... ?
Pensaba en cartas, en la
familia. En las nauseas que estos días vienen sin saber bien el motivo…
Pensaba que estas navidades
he pensado poco en la familia, menos en mi madre. Me gustaría decirle tantas
cosas, pero tampoco deseo hacerle daño.
Como este año cuando el psicólogo
me mandaba al psiquiatra a ser diagnosticada , porque estaba seguro que había algún
trastorno crónico en mi, y yo le contaba mis miedos al psiquiatra antes de la
primera consulta de tener un trastorno de personalidad. Me sonaba que me habían
mencionado eso en la adolescencia, algo de subidas y bajadas en el estado de ánimo…
algo que nadie me dijo que fuera importante o para CASI TODA LA VIDA… Al psiquiatra
le sorprendió mi pregunta sobre el trastorno de personalidad, y a mí me sorprendió
su sorpresa. Tanto que se me olvido el motivo por el cual se lo sugerí en un
primer contacto cuando le explique el motivo de consulta. Una consulta y los
pocos datos que le faltaban, más los que le di antes de la consulta hicieron inminente
el diagnostico: Trastorno limite de personalidad, que no cayó tan mal pensado
que podría ser bipolar o esquizofrénica en algún punto… Que poco me imaginaba
entonces. Un trastorno que en mi caso no es altamente inhabilitante.
Hacía meses mi madre y yo habíamos
tenido un encontronazo, una discusión… me hizo pensar mucho en mis primeros
contactos con la psiquiatría y los psicofármacos. Estaba claro que no deseaba
medicarme, no aun. Creí aceptar medianamente el diagnostico y a seguir en
terapia.
Pero no fue tan fácil, el
tlp no es menos trastorno que cualquier otro, no deja de ser una putada. Y me
dio por darle vueltas a los cajones del pasado, encontrando papeles de mis
ingresos en la adolescencia. Y apareció el tlp, casi escondido en un rincón de esos informes olvidados y casi borrosos. Ahí lo decía Trastorno de personalidad
Límite
Recordé de golpe las píldoras
naranjas para estabilizar el ánimo, el antidepresivo y los ansiolíticos… no
deseaba eso. Recordé como deje la medicación, como me negaba a tomar cualquier
remedio que me dieran. Solo era una adolescente, no quería pastillas para dejar
de sentirme joven. No quería mama, no quería porque tú siempre has tomado
pastillas y nunca te ayudaron. No quería porque pensaba que me convertirían en
alguien como tú. Veía desde bien pequeña como hacías tu ritual, mañana, tarde y
noche. Pastillas, agua… apenas comías… no eras feliz, me pegabas… putas
pastillas que no te salvan de nada, putas pastillas que ni me mataron cuando me
las intente tomar de golpe con solo 13 años para dejar de sufrir… para dejar
de hacerte sufrir más bien, no soportaba ser la causa de tus depresiones como
me decías… y tus amenazas de suicidio me dieron la pista y tus pastillas el
modo. También apareció ese informe, lavado de estomago, me engañaste hasta
diciendo que esas pastillas no me hubieran hecho gran cosa… leyendo ahora el
informe veo que podía haber acabado pero la historia. Mi primer contacto con
los psiquiatras, como un conejillo de indias en observación, llego el doctor y
unos cinco estudiantes de psiquiatría. Un gran espécimen de estudio, menor de
13 años de edad con intento auto lítico. Algunos trataban de esconder la pena
en su mirada, curiosidad había en la de todos, vergüenza en la mía.
Pocos meses después me encerraban
en una planta psiquiátrica para ayudarme a ganar algo de peso, quizás me ayudo
estar lejos de casa unas semanas. Me convertí en mama, ingresada en el mismo hospital
donde le había visitado hacia no demasiado. Y ella llorando, víctima me lo recordaba..
Que mala era yo haciéndola pasar por eso… que dolor de hija le había dado el Señor.
Y yo pensaba… Dios si yo quería que me llevaras… no entiendo nada.
Salir del hospital, pero la
vida no volvió a la normalidad. Nunca mas fue normal del todo. Las clases se mezclaban
entre expulsiones por mal comportamiento, ingresos psiquiátricos… y pronto la
despedida.
Mientras el psiquiatra solo decía
que tenía un perfil psicopático y era una drama Queen a la que le encantaba
llamar la atención, obviaba los malos tratos en el hogar y escribía con letra
muy pequeña TLP… y supongo que lo hablaba todo con la sana de mi progenitora a
puerta cerrada. No querían dañar a la pobre adolescente descentrada. Mama dice
que lo intento… mientras yo solo buscaba aventuras propias de la edad. Mama
solo quería una zombi con la que compartir tranquimazin, y yo no estaba dispuesta.
Me gustaba más mezclarlas con bebidas espirituosas, fumarme un buen porro y
besar a un chico guapo. Pero era limite, si yo hacía eso era un delito. Más aun
para mi madre puritana que nunca iba a misa y que llamaba a su hija puta y degenerada
a gritos, en la calle y en la casa. Mi madre no soportaba mis intentos de ser
adolescente, menos aun con el concepto limite. Ella quería domarme, a palos,
como fuera… lo intento durante mucho tiempo. Peor un día el potro sin domar se revolvió
con una coz y salió corriendo de casa… mi madre vio que todo se le iba de las
manos y decidió sacarme de casa, abandonarme de un modo sutil. No soportaba
vivir con lo que había creado.
Me gustaría escribirle una
carta y decirle que nunca quise ser así, no sentirme amada. Que hundía mi
soledad y abandono en risas con amigos, alcohol, porros y algo de afecto efímero…
que yo no pedí que me amaras de ese modo mama. Yo quería haberme sentido segura
en tus brazos, que tus labios solo me hubieran dado besos… y sonrisas… como
cuando me hacías cosquillas en el sofá. Como cuando salíamos de Compras agarradas
del brazo… como cuando hacías chistes con mis amigas… y luego en casa las
llamabas putas… mama… si tú me hiciste así.
Si creo que tú sientes lo
mismo que yo.. Que esas frases de desolación y desamor que siempre has tenido
en la boca, ese sentimiento de que el amor no es para ti, que no existe… que la
vida es dura y que solo se sufre. Que la confianza es un arma de doble filo,
todo eso lo has hecho también conmigo. Yo que Salí de ti, que no podía hacerte ningún
daño porque era un ser inocente… y me insultabas por manchar mis ropas… por
jugar y hacer ruido… decías que estaba loca cuando tenia apenas tres años… un
estigma que me acompaña, porque sabes? ahora soy yo la que me llama loca,
entre otros. Pero yo no tenía la culpa de tu dolor, yo solo estaba ahí. Podrías
haber buscado en mi el amor que te faltaba, pero primero debías enseñármelo a
dar, yo era un bebe… no podía salvarte aunque sé que muchas veces pensaste que sería
tu salvación; por eso al no ser así me llamabas desgracia… tu mayor desgracia,
tu ruina.
Y ahora soy un castillo en
ruinas, mama. No te tengo, no me encuentro, echo a los que me han amado, me he
dejado tratar tan mal añorando tus afectos.. Como esos niños que solo reciben
maltrato y se portan mal para que les sigan riñendo, para que alguien les hable…
quizás el tlp hace eso conmigo. Pero ya no quiero soportar más golpes, y aunque
he intentado quererte porque es lo que se debe hacer. Mama, estoy mejor cuando
no hablamos, estoy mejor si no te pienso más que lo justo. El dolor temprano
cala hasta el alma, y no sé si algún día se ira. Mama tendría tantas cosas que
decirte, pero pese a todo no quiero hacerte daño. Y a que madre no le haría daño
leer estas letras de su hija? Mejor las dejo aquí plasmadas, quizás algún día
haya la manera o quizás sepa suavizar mis palabras.
Otras Navidades lejos, otras
navidades sin mama. Otras navidades como en las que no te daba la gana
levantarte de la cama, o e tu cumpleaños, mientras toda la familia esperaba con
la comida servida… yo iba casi llorando a tu habitación en tinieblas… te pedía
por favor que vinieras… te besaba… me hablabas entre dulce y cansada… pero no
te levantabas… no querías celebrar. Ya me acostumbre desde entonces a no tenerte
cerca en las celebraciones, nunca fuiste gran anfitriona. Parece que en eso yo
soy algo mejor, me pongo la sonrisa y tiro para adelante que cuando se acabe la
fiesta hay mucho tiempo para llorar en las tinieblas. Mama, sería bonito
decirte que te eche de menos esta Navidad pero no estoy segura de que sea verdad.
Quedémonos con las
cosquillas en el sofá, con los cafés y los paseos del brazo. Con el tarot y los
chistes. Quedémonos con lo único que te hizo feliz.
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