REVOLCANDOME EN MI TLP

Días sin ansiolíticos, no sé si me resisto o que ningún momento es bueno para tomarlos, trasnochar y evitarlos para no quedar dormida en la mañana. Echar de mas, no de menos.
Hago balance y me hundo… hay veces que me preguntan. ¿Queréis saber quién soy?
Yo era una niña activa, risueña y algo revoltosa… pero mama no soportaba mi forma de ser y me pegaba. Me pegaba desde que recuerdo hasta que salí de casa. Nunca me costó sacar buenas notas, solo los dos últimos años en casa… no iba ni a clase, las expulsiones se repetían, ingresos psiquiátricos, separación de mis padres (no sé si fue traumática o no, toda mi infancia lo fue).
En mi adolescencia pude “volar del regazo de mama”, huir de ella no en un gran lugar, pero lejos y con nuevas opciones. Me costo, me rehíce pero con la mayoría de edad vino un declive. Empezaron las noches de insomnio, no ser capaz de levantarse por la mañana, pensamientos recurrentes y llantos de la nada… todo fue aumentando con los 20 y los siguientes… relaciones de pareja que me apoyaban y a la vez me hundían, disputas reviviendo las broncas de mama a papa, los golpes dar y recibir… mierda cada día, felicidad a ratos y creer que tenia al salvador a mi lado.
Trabajar para sobrevivir, como si me lo hubieran grabado a fuego; no sé hacer mas. Soy buena en eso, en tirar pa’lante. Lo demás viene solo, y no suele ser fácil. Luchadora o mártir desde que nací, pero no me gusta ese papel. Como si nunca pudieras caer, como si todos esperaran expectantes a que te levantes de nuevo con la cabeza alta y fuerzas renovadas. Pero llegaron épocas en las que no había fuerza, en las que esconderse del mundo. Después de hundirme, recuperar mi vida. Volver al pasado, que los fantasmas te echen el aliento y no sepas si es bueno o malo. Seguir intentándolo, salvar algo de aquella época mientras todo se derrumba ante mis manos.
Darme cuenta de que por no ver lo que tenía delante me fui al pasado, un pasado inventado e idealizado. Una mierda que no se ha dejado de repetir por años, en mi ausencia y en mi presencia. No ser salvadora, ni responsable, ni tutora… no ser responsable de nadie porque apenas puedo serlo de mi misma. Dejar de cumplir los deseos del mundo y preguntarme que quiero, pero no tener respuesta. Mirarte al espejo, hueco y hartar a llorar esperando sentir algo, ver una luz al final del largo túnel de tinieblas.

¿Quién soy? Una niña maltratada que nunca se amo, que se arrastro por una muestra de cariño, que omitió los palos y las palabras ofensivas…creyéndose merecedora de todo castigo. Nunca supe que es estar orgullosa de mí por más de 5 minutos, ahora quizás me dura una hora. Me hundo de nuevo, buscando el siguiente reto. Vivo en una carrera de auto superación constante, auto impuesta. Perfeccionismo en una mente caótica… todo del revés y no saber quién soy. No querer mirar un espejo y ver la amargura de los años en mi rostro, ¿quién cojones es esa que se refleja?
Yo también querría saber muchas veces que se esconde bajo estas líneas de dolor, bajo estas experiencias vitales que pocos entienden aunque lo intenten. Criticada por hacer, por no hacer, por sentir, por no sentir, por mala, por buena… el caso es no acertar. Ya no cumplo expectativas, igual que nadie supo cumplir las mías. Desde mama hasta el “amor de mi vida”
No sé si es que no merezco nada mejor o que busco revivir mi infancia de la peor manera, pero ya me canse de cargar con esta mierda. Mi espalda pesa, mis pies se arrastran con pena. No sé quién soy, pero se quien no quiero ser nunca más.
Una perra que se arrastra, que llora y que suplica perdón. No soy esa sumisa… al final someterme me hace gritar cuando exploto. Decir que no soy esclava del mundo, hace tiempo que aprendí que ese no era mi papel. Aunque muchas veces lo interprete, ya no me lo creo. Soy otra, valgo para más. Al menos para intentar salir de esto o, como he dicho muchas veces, quedarme en el intento.

No sé si podre aspirar a una vida, quizás a tener que luchar un poco menos por mi supervivencia. A no volver a vivir con el verdugo… un día decidí que me había cansado. Humillada, abandonada, insultada y criticada, pero luego me pedían que esa loca volviera al hogar… que me dejara amar de nuevo. Pero la loca estaba desbocada, no deseaba volver a su jaula.
Salí de allí, esta vez sin correr, sin esconderme… sin dar muchas explicaciones. Las explicaciones vendrían luego, las mismas que he dado durante años. Una relación que parece un interrogatorio de la CIA… siempre cuestionada. Cansada de no tener nunca razón, que mis razonamientos se vean erróneos… pero el mundo me dé la razón.
Cansada de ser ejemplo a seguir, de aparentar la relación perfecta de película que se tiñe de sangre en la alcoba. Que nadie te entiende, ni escuchando, ni leyendo, ni viviendo… porque nadie se puede poner en tu piel sin arrancártela.

No me queda ni tiempo, ni ganas… pero las palabras de nuevo fluyen solas en un estado de desgana permanente. Escribir para sentir que estoy, escribir para escapar de mis demonios, para enfrentar lo que está delante.
Parece que he cumplido objetivos de la terapia, que mi salud poco a poco mejora. Pero me siento igual de perdida algunos días, hoy ha sido un día de esos. Una semana quenada más empezar ya pesaba… un fin de semana en el infierno y el estrés cargando cada musculo de mi cuerpo.
Vaciarme en letras y a los cinco minutos otra vez llena de ideas que me atormentan, que me hacen cuestionar cada paso dado, cada paso sin dar. Deseos de salir huyendo como siempre, escapada efímera de mi vida. Pero luego toca volver a enfrentarse, fuera de tono, de lugar… Volver a casa y sentir que has metido los dedos en el enchufe, electroshock emocional.


Ya no hay casa, ya no hay nadie esperando en “el hogar”. Ahora solo ser un ave de paso, sin planes, sin nada que esperar. 

Comentarios

Entradas populares