Aterrizaje
En mi nuevo
espacio en mi nuevo lugar. Aquí estoy con mi vida, aun, a medio desempaquetar.
Y como dije: la vida sigue, aunque sea a duras penas. Aunque he de reconocer
que es cierto que necesitaba dar este paso mi vida estaba pidiendo a gritos un
cambio, mi cuerpo, mi salud mental e incluso física. Ahora es como si todo mi
mundo fuera más despacio, y no es que me dejen de pasar cosas o no tenga
ciertas ideas; solo es que ahora me enfrento sola a ellas y no las perpetuo.
Aunque hace casi nada de este cambio.
El mundo sigue
girando, y yo dentro de el. La vida sigue gente que va que viene… otro se
quedan aunque de otro modo. Nada se detiene. Hay días de sorpresas, sorpresas
que ya no ilusionan pero que sorprenden. Días en los que ves que nada es como
imaginaste pero aun así estas viva. Creo que aun estoy aterrizando, y me
cuesta. Todo es nuevo y no me doy tiempo para que mi mente se empape de todo
esto, parece que a la que puedo salgo corriendo. Vuelvo de un modo medio
consciente a lo que conozco, sin poder alejarme del todo y sé que tampoco lo
deseo. Quizás sea parte de culpa, de compromiso, de no querer romper ciertas
promesas aunque las hayan roto conmigo. Y al final me veo entrando en el círculo
de siempre, pero de otro modo. Con otras palabras y, a veces, más relajado pero
al final el mismo montón de mierda que bombardea mi cabeza.
Y sé que no soy
perfecta, se que nadie lo es pese a pedir a otros que lo sean; lo mismo pasa
con la normalidad. Maldito mundo hipócrita del que yo también soy participe.
Todos somos hipócritas cada vez que no nos atrevemos a ser nosotros mismos. Y
poco me importa ya, no creo las palabras de nadie, aunque hago que me las creo más
que nunca. Hace demasiado que no estoy tan sola, pero la soledad no es lo que más
me molesta. Supongo que estaré haciéndome la dura y, además, huyendo de la
nueva realidad escondiéndome en la vieja.
Lo único que me
queda son dos piernas doloridas, un cubículo a precio de oro y mucho miedo. El
mundo se hunde ante mis ojos escomo ver caer Roma en ruinas verlo desde lo alto
de una colina. Todo desintegrándose para volver a hacerse, ideas absurdas y ese puto fantasma: dependencia
emocional y mi amiga, la pena.
El cansancio
mental y las pocas horas de reposo están haciendo de mí un ser que medio se
mueve y se arrastra de un modo casi automático, absurdo, robotizado. Mientras
el mundo me aconseja sobre como entretener mi mente, que me cambie el pelo;
dándome la solución maestra que consiste en dejar de sentirlas cosas que tiene
un TLP. Bingo! Y yo haciendo terapia… si es tan fácil como no ponerme como me pongo…
Puta hipocresía, para que luego te digan esa frasecita que me encanta: no estás
sola.. Pero miro a mí alrededor y no veo a nadie más. Ahora, al menos, he sido
yo quien lo ha decidido así. En lugar de ser obligada a nada, he decidido y he
actuado en consecuencia. Supongo que es la primera vez en demasiado tiempo que
no hacia algo parecido; pese a la demora a la hora de afrontar la situación y dar pasos para cambiar.
La clave es tener narices a dar el paso que machaca nuestras cabezas pidiendo
que lo hagamos… nuestros deseos mas ocultos…
Ahora que he dado
el paso me siento como esa cría asustada que solo vuelve una y otra vez a lo
que conoce por lo malo que sea, mientras el resto te felicita por la madurez
con la que afrontas la situación (ironía, no me ves por dentro… no nos ves en
intimidad) Y bueno como aquel que dicen que padece “síndrome de Estocolmo” en
lugar de quedarme hoy a vaciarme en el blog, que es lo que deseo, parto a
mundos pasados como parte de un favor, una promesa, algo de pena supongo…
Una y otra vez
dejo de ser la protagonista de mi vida para hacer lo que otros esperan de mí.
Ya no puedo más,
muero de cansancio pero mi día aun no acabo.
La demora de
estos días ha sido causada por el estrés, cansancio y obligaciones… además de
una mente mas dispersa de lo habitual.
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