arreglo o DES-arreglo

Todos dicen que vivo mucho en el pasado, recordar no es revivir, advierto.
Vivo más en el presente que nunca, la intensidad de cada instante no me permite fijar mi atención en otra cosa. Pero echar esos vistazos al pasado: infancia, colegio…; cosas de niños que dirían algunos, de párvulos. Todo eso me hace entender quien soy y que me hace así en este momento. Entiendo por qué cosas que para otros no son importantes a mi me descolocan mi mundo.
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No logro comprender del todo cómo ven mi sufrimiento adulto, duro pero manejable dentro de mi caos; y parecen no asombrarse con la dureza de esa niña que fui. Me recuerdo y se me parte el corazón, mientras me veo de adulta y no me doy más lástima que asco, la verdad. Esa niña se quedo pinzada, mírame, léeme. Cría a la que mama llamaba loca y así ella poder sentirse más cuerda por un instante.
Pienso en cómo empezó esto de escribir. Primero los libros sobre “diarios personales” y series donde los protagonistas narraban su propia historia. Cómo veían ellos su mundo y como se enfrentaban a él.
Luego llegaron mis propios diarios personales, perpetrados más tarde por mama y causantes de un ojo morado. Acabe destruyéndolos, como si de libros prohibidos se trataran, negando cualquier parte de ese pasado y de sus consecuencias.
Al irme de casa, lejos y solitaria encontré en los cuadernos y la escritura una vía de escape y un tema que compartir con mi fiel amiga en esos días… un día una profesora me quito el cuaderno en clase imaginando que le escribía una carta a “un ligue” adolescente. Vi su cara al leer mis líneas, me devolvió el cuaderno y me dijo que podía seguir y que si hacía mucho que escribía. Ese año y medio me gustaba escribir la mierda que veía, que sentía… porque no la compartía con nadie más que con ese cuaderno de cuadriculas y de tapa granate.
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Salí al mundo exterior, seguía lejos de mama y quise creer que era feliz. Deje de escribir y lo retoma a días, a líneas… sin ganas ni pretensiones. Épocas de algún blog que no promocionaba, escritos para mí y sobre positivismo (lo creáis o no)… Y llego la rotura, andaba cayendo, en un lugar distinto esta vez. Acompañada pero más sola que la una. Empezaban a fluir mis letras como antes, de la amargura y el vacio: del miedo… es cuando mejor escribo y lo sé… y a la vez me mata y me da miedo sanar y perder esta especie de “don”.
Llego la crisis mas chunga, mi cuerpo iba petando a cada paso… como rompiéndose y mi mente volaba a donde le daba la puta gana a cada segundo… los pies en la tierra y el cerebro en las nubes, y así meses. Encerrada en la cocina, fumando yerba hasta anestesiarme y casi reventarme un pulmón. Y ahí volví a romper como nunca, enfrentarme a un pasado amargo por primera vez desde mi mayoría de edad y salir ganando después de soltar toda la mierda guardada por la boca. Ganar y odiar esa victoria, mejor no haber tenido que pelear por lo mío… total era mío. Estaba lejos queriendo estar en casa, una casa que ya solo existía en mi mente porque su estado no se parecía nada a lo que fue… hogar ausente, nunca supe lo que es el concepto de hogar, paz, seguridad. Pero esa casa es lo único que me anclaba a mi identidad, a mis raíces, a esa niña que deje de ser. Un recuerdo amargo vale más que una ausencia eterna de recuerdos. Quería luchar por las ultimas migajas de identidad que me quedaban… lo hice del único modo que se: con uñas y dientes… y gritos, claro.
Empecé a escribir, a recordar… a hundirme más y a escribir mas… a dormir menos, a ser otra, a refugiarme más que nunca en las nubes de mi mente. Cree un castillo en el aire, solo entraba yo y mi dragón, quemada caí a la Tierra… abandone los escritos porque removían demasiado en mi ser. Empecé la terapia y las letras volvían a fluir solas, y nació este Blog que tenia medio abandonado y sin mucha forma. Ahora es mi vía de escape de nuevo, como lo era en esos primeros meses lejos de mama… aprendiendo lo que sería el mundo a partir de ese momento. Sola y digna, eso siempre… aunque a puertas cerrada pierda la dignidad y el amor propio sea un concepto más bien desconocido.
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Ahí estaba yo, creando un escudo de líneas y palabras con la que librarme de mi cruda realidad, aprendiendo de mí y de mis miedos. Y lo que escribía y la terapia me enseñaron el miedo que tenia, lo paralizada y acobardada que estaba. Había perdido mi esencia hace demasiado, muerta en vida. Aun estoy en esa fase, pero mucho ha cambiado. No soy la más alegre y sigo sintiendo odio y asco al verme en el espejo. Hay horas, y días, y semanas de mierda donde el TLP mancha cada segundo y rincón. Otros días que soy medio feliz... y ratos donde parece que logro quietud que sana y hasta diría que eso es felicidad. Es un concepto nuevo como para definirlo aun.
Las letras me han salvado, me han enseñado, me han evadido de mi verdad. He leído, he escrito… es lo mejor que nunca me ha pasado. Soñaba de pequeña con saber escribir relatos, tener ese toque dramático de los escritores. Poco sabia que los llantos y el dolor harían de mi capaz de poner palabras a la angustia, a la mierda y al vacio. No seré Séneca pero me defiendo, no ganare nada pero me alivio. No seré la mejor, pero creo que alguno sienten un poco de alivio al leer mis letras.
Sé que otros pensaran que soy una loca más, sin sentido, sin talento, sin nada.
Yo también lo pienso, cuando el TLP ataca de nuevo. Son rachas, lo bueno es que cada vez me importa menos lo que hay fuera y más lo que sale de dentro.

Me despido como antaño cuando mis demonios me deseaban dulces sueños, eso hoy también se repite. El demonio que te mata y quiere resucitarte, día tras día… no hay oportunidades de revivir para mí. 

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