Recuerdos del Silencio
Días
que yo llamo torcidos, días jodidos que empiezan con una sensación extraña por
la mañana y que se va arrastrando todo e día, como una bola de nieve que va
creciendo mientras rueda colina abajo. Y algo en el pecho se siente querer
explotar mientras el mundo parece llevarte la contraria más que nunca. Y la
puta mente errónea, sentimientos desgranados en ideas que solo se pueden llamar
paranoia. No cuidar retinas, la excitación ante los cambios y el cansancio casi
constante hacen que mi mente este al borde del abismo mientras trato de
mantener el equilibrio.
Días en
los que tu mente va del revés y el mundo va a su rollo... nada encaja y tu
mente se empaña en buscar todas las respuestas.
Recuerdos
que inundan mi cabeza, traducidos en frases, textos. Hoy recordaba “El silencio
de los corderos”, la vi decenas de veces en VHS, como hipnotizada. Clarice, Hannibal
y Búfalo Bill... todos tan diferentes y conectados psicológicamente.
Clarice parecía
ser dura pero yo siempre pensé que aparentaba debilidad y empatizaba con ella
cuando hablaba de los corderos en la noche y contaba como huía de su casa para
no volver nunca más. Yo entendía eso, creía la película en casa, en soledad. Yo
era una cría, pero la historia de psiquiatras, asesinos y traumas me parecía de
lo más interesante. Veía una y otra vez las imágenes tratando de entender cada
fotograma, cada frase, cada escena... Yo también corría en la noche huyendo, pero no había corderos
que balasen. Yo corría sin ver el suelo con miedo a caerme entre las piedras,
mama me perseguía por la noche y tenía un cuchillo. No podía perdonarme que me
hubiera cortado el pelo... mi melena que ella quería mantener no más arriba de
mis hombros. Y pensé como se sintió Clarice huyendo... tratando de no hacer
ruido, escondida entre las sombras.
Muchas
veces en mi vida me ha tocado huir, otras simplemente me he quedado quieta
mientras el mundo se me caía encima y las lagrimas brotaban por mis mejillas
mientras yo no omitía ni un sollozo. Inerte ante los golpes, inmóvil... como si
fuera de hierro y no sintiera. Luego acabar hecha un ovillo, encogida, volver a
ser una niña.
Pero no
todo en mi es inocencia y silencio... no me siento tan víctima del mundo como
lo soy de mi misma. Sentimientos mezclados, días malos, vida caótica y un mundo
que no siempre comprende. Una mezcla de variables que me convierten en
padecedora de un trastorno, una manera de ver la vida que tiene una etiqueta:
TLP. Pero yo no soy un concepto, unas siglas, unos síntomas... ahora veo que no
soy plana y que no siempre reacciono del mismo modo. Pese a los días de mierda
y al TLP que no desaparece como muchas veces me gustaría. No todo puede ser
maravilloso, pero quizás pueda ser diferente. Al menos soy consciente de esos días...
me gustaría tanto alejarme del mundo por una temporada y luego poder retomar
una vida. Pero ahora no puedo enfrentarme a mas cambios de los que se han ido
presentando, imagino que solo miedo y ganas de huir de unas responsabilidades
que hay días que me ahogan, que me pesan...
Aun
estoy recuperándome, muy lentamente y veo que quiero correr mientras mi ánimo
aun sube y baja. No tan bruscamente, pero mi mente aun no está estable y el mundo
sigue siendo el mismo que hace unos meses. No puedo esperar Milagros, ni
cambios de la noche a la mañana. AL menos me queda ser realista y analítica...
paciente y observadora. Imagino que también esparto de la terapia y del reto de
tolerar la frustración.
Hoy ya
no quiero más del día, todo pesa de Nuevo pero el ánimo supongo que esta algo
mejor. Buenas noches mundo.
Estoy muy impresionada en como describes tlp.me identifico contigo pero seria incapaz de expresarlo como tu.seguire tu blog
ResponderEliminar