Silencios
Mis
ganas de escribir han disminuido, es un momento de observarme en silencio y
aprender sobre mi mente, mis ideas, mis pensamientos y mis experiencias.
Llegando
a conclusiones como que en ocasiones el odio y el dolor nos pueden servir de
impulso, de forma de cambio. Ver lo que no queremos de nuevo en nuestro mundo,
lo que nunca nos vino bien aunque intentamos convencernos de ser los culpables
de ese dolor. No sé si existen culpables, pero está claro que, aunque no quiera
admitirlo, en ocasiones he sido víctima de las circunstancias y supongo que también
de mi misma.
Es el
momento de darle algún tipo de sentido a esa existencia de agonía a ratos, de
sufrimiento y dudas; también el momento de darme cuenta de que ya no tengo
porque seguir predestinada a repetir situaciones que no me hacen crecer, si no
que me hacen más pequeña, más débil, menos humana. He aprendido que dejar que
te humillen es la forma más ridícula de perder tu humanidad, arrastrándote como
si la dignidad no tuviera cabida en ti. Creo que confundí la sumisión con el
amor, los reproches con consejos, los golpes con aprendizaje y las caídas como
fracasos. Ahora puedo ver el mundo de otro modo, y aunque sigo sin entender
puedo ver las consecuencias de todo lo ocurrido en mi misma. Como sin darme
cuenta dejaba destruir mi mente, mi persona, mi mundo. Creyendo que por amor
nunca se hace lo suficiente, que para ser aceptada tenía que cambiar cada parte
de mi mente… pero ya no es así. No quiero creer en el amor incondicional,
porque eso no existe siempre. No es que el amor tenga condiciones, pero debe de
haber unos límites. El amor no es la invasión del cuerpo y de la mente del otro…
no se definir el amor, no obstante se que lo que llame amor eran ideas
deformadas e intoxicadas por experiencias traumáticas, dantescas, lejos de la
realidad humana.
Ahora
me cuesta comunicarme como antes… el silencio ocupa la mayor parte de mis días.
Antes me daba miedo el silencio, imagino que solo quería dejar de oír mis
ideas. Ahora me estoy haciendo al silencio y quizás sea mejor así. Ya no
necesito hablar sin parar para llenar vacios.
Aun
tengo la necesidad humana de compartir mis ideas con el mundo. Supongo que por
eso, a pesar de todo, vuelvo a deshacerme en estas líneas tratando de buscar
algo más de claridad, algún tipo de compañía. Sigo sin saber que quiero, porque
aun me da miedo pensarlo. Pero sé lo que necesito lejos, lo que solo me ha
hecho daño.
Hoy
tengo más dudas que de costumbre, pero aun así me siento más segura. No hay más
opción que seguir adelante.
Comentarios
Publicar un comentario