Cambios. Otra vision.

De nuevo la concentración lejos de lo cotidiano parece nula. Los espacios ya no se llenan con imágenes ficticias, solo las ideas van y vienen y se agolpan en mi mente. Aunque hace semanas que parezco llegar a conclusiones más claras, en menos tiempo y tras menos periodos de crisis. Parece que estoy aprendiendo a levantarme de forma casi automática, como si no hubiera tiempo para rendirse, quizás es que ya no lo haya verdaderamente.

Todo parece cobrar un sentido que, aunque no es el que siempre me gustaría, es esclarecedor y eso debe ser sinónimo de tranquilizante.

Las ideas van y vienen y no se quedan ya dentro de mí por demasiado tiempo, pero es que la concentración se ha ido de nuevo y es como si fuera una autómata no solo para levantarme... hay días en los que parece que me arrastre hasta las noches que se están convirtiendo en largos momentos de reflexión, mientras el cansancio parece evaporarse a medida que la luna alumbra mi mente.
No puedo aun ser firme en muchas cosas, porque salir de algunos lugares siguen dándome la sensación de arrancarme un trozo de mí. Pero tal vez sean los trozos que sobran, los que pesan; como un apéndice en proceso de infección que si no lo extirpas puede llegar a matarte. Y me llego a sentir febril de tanto darle vueltas a todo, como queriendo ver cada situación desde todos los lados posibles de un prisma imaginario que solo es reflejo de mi mente y mis miedos... y el maldito miedo al abandono que pesa más en mi de lo que me gusta reconocer.




Me quejaba de parecer dura, valiente... de que la gente creyese que nunca me pasa nada. Ahora creo haberme convertido en todo lo contrario mientras pocos parecen entender que mis reacciones son solo reflejo del dolor y del miedo. Pero supongo que algún día volveré a brillar, y quizás a sonreír de veras sin ese sabor amargo que aun siento en mi boca. El sabor de la vida... pero debe de haber aun una parte más dulce que no he probado y que deseo descubrir.

Empiezo a entenderme y me libera mucho más que si cualquier otro me entendiera. Supongo que reconocer mi humanidad no es ser débil, aunque tenga miles de debilidades que pueden resumirse con una palabra: detonantes.

No sé cómo he llegado a conocer este trastorno, creo que es solo observar esas actitudes propias de las que huía, de las que trataba de esconderme como si no formaran parte de mi mundo. Pero toda reacción suele tener un estimulo previo, mis estímulos quizás no fueron los mejores pero me han hecho ser capaz de sobrevivir de un modo digno. De un modo que pocos imaginaron para mi, y la verdad es que me he esforzado mucho mientras solo podía luchar con mi mente tratando de guardar las apariencias mientras he tocado tantas veces la locura... tocar fondo y no ser capaz de mirarte a la cara. Supongo que ese es el momento en que me plantee si estaba viviendo o si cada día era un suicidio silencioso, un modo de dejarme morir como si nada importara. Y realmente el mundo y mi vida dejaron de importarme, y hay días donde mandaría todo al carajo y saldría corriendo hacia un acantilado del que saltaría con los ojos cerrados si las piernas no flaquearan.


Pero hay una nueva frase que me llevo días repitiendo: siempre hay tiempo para morir, quizás primero me toque tratar de vivir.
Nada es como me imaginaba que sería hace unos meses... mis planes eran otros, pero como digo, parecía un suicidio premeditado y llevado a cabo a pequeñas dosis. Pensar que un día más pesaba demasiado sobre mis hombros y que el ser que me miraba desde el espejo era algo que no conocía... que no quería ser, que me recordaba a todo lo que odie durante tanto tiempo. El reflejo del fracaso no es tener un trastorno, es abandonarte acercándote mas al retrato del monstruo que creo ese dolor que no se va de ti. Un ser que no se puede hacer responsable ni de las decisiones mas básicas porque se mueve como un sonámbulo que camina hacia su tumba, en silencio y como en una especie de penitencia pactada conmigo misma.
Pero creo que aunque ya no desee buscar culpables... de que serviría?, ahora es momento de darme cuenta de que me abandone hasta perderme y no poder quien era. Me nuble creyendo que mi mundo ya esta predefinido y que no podía cambiarlo. El simple hecho de cambiar un milímetro de mi desgraciada vida a la que me aferraba con uñas y dientes me hacia daño, me asustaba y se me hacia inconcebible.


Tuve que ver que el resto de mi mundo y mi cuerpo se iban hundiendo mientras ya mis manos eran incapaces de sostener nada, mi mente cada día más disparada y el mundo empezaba a ser testigo de que algo me pasaba.
Al final tuve que romper mi vida o sentía que moría, pero ya no moría solo en un modo emocional o metafórico. Era como si una melodía fúnebre se encendiera en mi cabeza al abrir los ojos cada mañana, y yo creyendo que era la única culpable de mi desgracia. Porque si llego a ser inflexible con el mundo, conmigo mismo puedo llegar a ser una absoluta torturadora.

Ahora decido darme el espacio que mi mente y mi cuerpo pedían a gritos mientras no puedo centrarme en nada. Solo tratar de mantenerme viva, no perder las ganas más de un día... buscar esas fuerzas que pensaba que tenía ya agotadas y esperar que la vida sea mejor opción que la muerte.


Solo necesito paz... silencio y sanar.

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Comentarios

  1. Hola As,

    Leyéndote, identifico que lo que sientes es muy parecido a lo que tambien siento en algunos momentos; sabes describir muy bien y de una forma literaria estos sentimientos complejos, de un existir complicado, como lo es para los que nos cuestionamos lo que es pasar por esta vida, vivir es difícil, pero esto lo hace emocionante, sentir que la vida es de pronto sufrir.

    Para personas sensibles como eres y como también pienso que lo soy, vemos la vida complicada y que nos agobia muchas veces, pero prefiero cuestionarme la existencia y que esto me haga sentir bajo o que me estristezca, a vivir de forma ciega y despreocupada de pronto mas feliz pero considero que una forma vacía.

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