Noches magicas
Hoy es la noche de San Juan y aunque no asistiré
a ningún evento es como si dentro de mi tuviera la necesidad de renacer, de
hacer algo que por fin ponga punto y final a mi vida pasada y al dolor y me
permita ser más libre, sentirme menos culpable y más feliz. Desde la semana
pasada vengo con esa sensación y haciendo pequeñas cosas que me hagan
consciente de ese cambio, de esa necesidad urgente en mi vida.
Pequeños ritos, el solsticio de verano y
ahora esta noche. Es como si mi mente estuviera más segura que yo misma de que
hay que romper de una vez ciertas cadenas que aun me atan a un pasado que ya no
existe, y como he dicho muchas veces soy consciente de que vivir en el pasado
es vivir en un tiempo que ya no existe y que, por lo tanto, es solo locura.
Aceptar la realidad me acerca más a la
cordura y creo que en el último año he ido vaciando parte de esa “maleta”
imaginaria que llevaba cargando tanto tiempo según mi psiquiatra. Una maleta
que me ancla al dolor y que no me permite avanzar, pero noto que eso va pesando
menos poco a poco. Que ya no espero que las visitas a casa, de repente, sean
maravillosas y que mi familia se vulva funcional de un momento a otro. No necesito
eso, solo necesito deshacerme de esas ideas fantasiosas que me hacen chocar de
manera constante, como si callera del cielo al asfalto rompiendo mi cara contra
el pavimento. No necesito poner más a prueba al mundo y tampoco a mi mente,
porque cada sacudida me hace algo más débil y ahora es el momento de hacerse fuerte.
No sé muy bien cómo hacerlo, pero llevo repitiéndome
todo el día que la felicidad debe de brotar de mi y no del exterior. Que hasta
que no encuentre esa paz conmigo misma no la encontraré con nadie en el mundo…
y aunque lo llegue a comprender desconozco aun los pasos que debo dar para ese
cambio, para la transformación necesaria para mi vida. Porque aunque llevo
meses intentándolo, no soy capaz de resurgir del toso. Aun siento que me estoy
formando y no he sido capaz de “renacer”.
Quizás la quietud y la falta de crisis
constantes me han hecho acomodarme a simplemente estar medio bien, a seguir
tirando. Pero sé que no es lo que deseo, yo puedo conseguir algo más.
Antes no creía en terapias, no creía que
las medicinas me pudieran ayudar de ningún modo… menos aun un psiquiatra. Pero
he visto como encontrando a las personas adecuadas el cambio es posible, aunque
no sea fácil. He visto como lo imposible se hacía tangible y eso da esperanzas.
Aunque sean esperanzas que duran un momento, pero soy consciente del cambio que
ha sufrido mi mente al empezar a hacerme responsable de mi vida. Era lo que más
me aterraba, creía que no podría sobrevivir enfrentándome a lo que más miedo me
daba desde siempre: LA SOLEDAD.
Pero esa soledad ha traído calma y
quietud a mi vida, me hace sentir mejor de lo que nunca he estado. Y estoy
preparada para seguir liberando mi mundo de lo que hace mucho que dejo de
aportarme, de lo que solo trae confusión y lagrimas.
Hoy es una noche mágica, eso dicen. Una
noche donde podemos quemar lo malo y quedarnos solo con lo bueno. Hoy creo que
tratare de quemar mis malas ideas, mis pensamientos nefastos y así dejar
espacio para esa felicidad que se que debe estar en algún lugar de mi interior
y debe de empezar a brotar de una vez por todas. Sé que este, aunque pensé todo
lo contrario, es mi año. Un año donde todo se derrumba para crear cosas nuevas,
una vida que cambia y una mente que avanza.
No aspiro de librarme del TLP, solo
aspiro a librarme de lo que hace que mi trastorno empeore. Liberarme de lo que
me hace ser como no deseo, de lo que me hace vivir en el odio que me agota, en
el miedo que me paraliza y en el asco que me inunda.
Comentarios
Publicar un comentario