a ti...
Donde
quedaron esos regalos que con tanta ilusión te hice… creyendo que si te daba
parte de esa infancia que no tuviste te sanaría… te salvaría.
Paquete
de Navidad que fue como si nunca llegara, regalos que llegaron tarde para quien
ya no estaba. Y al final es eso, todo el detalle y las energías y hasta lo que podría
casi llamarse amor se convirtió en desilusión. Los buenos deseos para un año
que ya paso y que no te trajo nada demasiado bueno, aunque quizás sin ser
consciente tu vida tuvo una pausa para así poder continuar. Una pausa para tu
mente, mientras yo quise hacerme responsable de tu mundo sin poder tocarte.
Y casi
me hundo contigo mientras creía que te levantaba… ilusiones de una cría que
quiso creer que las cosas por fin habían cambiado. Pero que llenaras de mi
mundo de ti quizás también me hizo olvidar mi dolor por un momento mientras
trataba de inyectar en ti la positividad y el ánimo que a mí me faltaban. Es
una pena que no sirviera de mucho, aunque quieras disimular y por no hacerme más
daño me dices que no fue en balde. Pero no puedo creérmelo, estas en el mismo
punto en el que te encontré… exactamente en el mismo y no puedo ni deseo tratar
de rescatarte otra vez. Me dolería demasiado y no creo que nos sirviera a
ninguno de nada.
Me
desvinculo mientras aun vienes a mi mente y me tocas en sueños. Mientras
recuerdo como hace un año que no te veo como te veía antes… que todo se rompió sin
previo aviso pese a que yo lo sabía como si fuera la crónica de una muerte
anunciada. Yo sabía que eso no nos llevaría a nada, pero quise intentarlo y
tratar de hacer que al menos tú recuperas la esperanza.
Ojala
te hubiera tocado otra vida, ojala yo hubiera podido tocar tu vida del modo en
el que me hubiera gustado como con una barita mágica que volviera todo más fácil,
menos duro, más bonito. Porque aun puedo ver en tus ojos a ese chico… tan joven…
pero ahora es como si aun fueras más crio aunque con cara de adulto. Porque las
marcas de la vida también se van reflejando ya en tu cara aunque nunca me atrevía
a decírtelo, siempre lo negaba cuando me lo preguntabas. No podía hacerte
sentir aun mas acabado si quería levantarte. Pero no pude, quizás no supe; pero
creo que es que nadie puede salvar a nadie por mucho que lo intente.
Al
final todo es un bonito recuerdo, manchado de momentos dramáticos, de medicación
y de miedos…. De no decir la verdad por si el otro se iba, mientras era
evidente que la distancia se hacía cada día más grande entre nosotros mientras tú
retomabas tu vida y yo trataba de decidir que hacer con la mía.
Nos
dijimos adiós sin decírnoslo, me acuerdo aun de ese último abrazo cuando yo
empezaba a caer, a verme más sola que nunca y eso se hacía realidad a cada
segundo. Esos breves minutos en los que parecía que ninguno de los dos sabia
que decir, minutos que surgieron improvisados porque no podía pasar sin verte,
sin saludarte… y aun no sabía que ese sería un adiós. Gracias por dejarme estar
ahí cuando quise estarlo, aunque el resultado no haya sido el que esperaba, Pero
ahora soy consciente de que mi lugar no está a tu lado, ni en cuerpo, ni en alma, ni en mente. No soy quien pudo librarte de ese dolor, no soy quien pudo
liberarte aunque lo intente y al menos te hice un poco más libre, un poco más
feliz.
Comentarios
Publicar un comentario