Adios 2017



No podía acabar un año tan importante como este sin hacer balance.
He perdido muchas cosas, personas pero he ganado en salud y en bienestar.
He dado tantos pasos que me daban miedo, he superado situaciones que me asustaban y me dolían. Ahora puedo ver las cosas desde un lugar donde duele menos, donde la culpa ya no tortura día y noche… aunque aún no he sido capaz de escaparme de los miedos.

No he recuperado las ilusiones, pero sí que voy recuperando la fuerza y las ganas de vivir. Al menos, las ganas de terminar con todo han desaparecido. Soy muy consciente de la importancia de estar bien, de cuidar mi mente y mi cuerpo.
Aunque mi vida nunca se había descrito como tranquila, hoy puedo decir que es hasta aburrida. Y lejos de sentirme mal, me siento aliviada y con menos preocupaciones.
Tengo momentos en los que las ideas recurrentes aun me atormentan, pero ya no es cada día. Tengo momentos en los que no se qué hacer, pero ya no me siento del todo perdida.
En estos meses he logrado enfrentar muchos de mis miedos, ir sanando trozos de heridas… y quiero pensar que soy un poco más independiente, un poco más “normal”, algo más madura.
Decepciones hasta el último tramo de este año. Y está claro que no se puede esperar nada hasta de los que siempre están, porque hay veces que no se puede.
Caminamos en soledad mientras creemos estar acompañados, pero está claro que al final del día cuando cerramos los ojos solos estamos nosotros con nuestros pensamientos. Nadie más puede sentir lo sentimos, ver las cosas como las vemos… Es una soledad en compañía.
Ya no aspiro a curarme, porque ya no sé si estoy enferma. Al fin y al cabo nadie parece ser feliz del todo, nada parece ser fácil para nadie. He perdido la ilusión por la vía, aunque no las ganas de vivir.
Aunque me miento a mí misma, creo que el principal miedo que tengo es amar y más aun que me amen. Porque he sentido tantas veces que si alguien me quiere se acaba cansando, acaba hecho polvo… Pero en esta última etapa de mi vida acabo viendo como todo ha podido conmigo y ahora soy yo la que no tiene esperanzas mientras el resto sigue adelante.

La vida es un camino que debes recorrer solo, hay gente que va y que viene, pero nadie es responsable de lo que te pasa o sientes.
Da igual cuanto corras o lo lejos que te vayas, los miedos pueden incluso traspasar paredes; nunca te abandonan. Hay cosas que nunca se borran de tu mente… aunque haces como que no recuerdas hasta que dejan de dolerte. Pero parece que en esta mente siempre hay algo, y más en estos días.
Al final se ha hecho realidad esa mierda de frase que odio…”Ya sabes que no celebramos nada.”
Esta vez se me ha impuesto por los giros de la vida… y yo me he quedado casi muda viendo como acabare este año sin nadie quien me abrace y me desee que todo vaya bien.
Este año se marcha y aunque no quiero morir aun no entiendo por que vivo.
Más cambios se avecinan y mis pies siguen vagando como si tuvieran un movimiento automático, por inercia… por seguir, sin más.
Todo lo que construimos se derrumba. Adaptación, la clave de esto.
Remarco esta frase para ser consciente desde este mismo momento y poder poner freno.
“Siento que caigo de nuevo y no encuentro motivos para levantarme”.
Hacía tiempo que no me sentía tan vieja y desilusionada, pero a la vez experimento una tranquilidad desconocida. No esperar nada, esta sensación debe de ser algo así.
Pero aun siento que me cuesta ser feliz, la felicidad ahora mismo son pequeños instantes en los que mi mente deja de darle vueltas a todo.

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