Montañas rusas

 Y en días como hoy me cago en la puta que me parió, como bien diría ella. 



A día de hoy los sentimientos de miedo y de soledad ante las dificultades de la vida siguen siendo tan grandes como hace años. 


Pese a haber logrado una relativa estabilidad en mi vida diaria, algo que se ha visto de nuevo desbordado de manera reciente, me he dado cuenta de que mi autoestima está quizás en su etapa más baja. 


Yo antes casi estaba orgullosa de poder llevar mi día a día... Y parecer más ansiosa y segura de mí misma que depresiva y acobardada por todo, mié tras la procesión iba por dentro, en general. A parte de las crisis o explosiones que solían tener un detonante más o menos claro. 

Debido a todo lo sufrido en mi más tierna infancia en adelante, mi autoestima siempre ha sido algo que estaba más o menos en el limbo o que incluso sibia y bajaba junto con mis estados anímicos. 

No obstante, en los últimos meses se me hace una bola en la garganta de manera tan fácil y me dan ganas de llorar en momentos en los que no me hubiera dado por llorar normalmente. Estar en un estado de ansiedad tal que me cuesta respirar pe dar, transpiro en exceso.... Y no paro de cometer errores o de actuar de un modo excesivamente torpe. 

He llegado al punto de evitar toda confrontación siempre que puedo, haciendo que me retraiga y apenas me comunique. YAl final, me da la sensación de estar colocando un cartel de enferma mental o de vulnerable en mi frente y siento que todos pueden ver cómo de rota estoy por dentro. 


Todo esto lo arrastro desde los malos tratos que recuerdo desde siempre... Sensación de haber sido rechazada y comparada de forma constante, mientras se me inculcaba la idea de que nunca sería lo suficientemente buena. Una idea que me acompaña como un mantra que impregna mi existencia. Y aspirar a parecer normal parece que ya no es una opción... Acaso estoy condenada a que mi deseatabilidad emocional sea el blanco de todas las miradas, opiniones y que incluso se utilizado para la ventaja de algunos? Esa idea me repugna tanto como la.idea de ser una víctima constante, como el mismo victimismo. No puedo soportar la idea de que algún día mi trastorno pues llegar a ser tan invalidante que sea imposible seguir ocultandoselo al mundo. Y es que compartirlo, para mí, no tiene ningún sentido. Por experiencia sé que esto solo serviría para que mi trastorno fuera lanzado como arma arrojadiza contra mi. 


En momentos como este la desidia lo arranca todo. En estos momentos cada caída o cada fallo es un recordatorio de que nunca seré sufientemente buena, eficaz, tranquila, eficiente, guapa... Algo. Y se me quitan las esperanzas de seguir luchando está batalla diaria en la que de nuevo se ha convertido mi vida. Y me pregunto a mi misma si el caos que trajo el TLP a mi existencia vino aquí para quedarse, si estoy encantada a este caso de manera inevitable. 


Pese a que trato de poner palabras a estos sentimientos tan oscuros, pesados y nefastos no hay sintaxis capaz de contener o expresar el terrible dolor, a veces vacío, y casi siempre miedo que conlleva tener un diagnóstico como el mío. 


Es casi imposible predecir si las crisis se acabaron, si estás en un nuevo proceso depresivo o si está el la mayor estabilidad a la que podrás llegar para el resto de tu vida. Hay algo claro sobre el TLP, la montaña rusa puede reducir la velocidad pero nunca logra parar por completo. 

Comentarios

  1. Hola Amiga, yo te tengo mucho aprecio, estos últimos años han sido duros pero a la vez buenos para mí

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. gracias me alegra saber que estas bien. yo tambien te aprecio

      Eliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares